viernes, 13 de marzo de 2015

El fantasma del paramilitarismo ya avisorado

POLITICOS MODELOS PARA PASTA DENTAL Tichy sigue desconcertado por la homogeneidad de los gestos de los aspirantes a presidente, senador, diputado, jefe delegacional y demás: todos parecen estar compitiendo en un casting para anuncio de pasta dental, y se diría que no tienen más postura facial que la sonrisa; nunca están serios, nunca fruncen el ceño, nunca alzan las cejas en muestra de sorpresa: son risueños de nacimiento, ligeros de personalidad y muy bienhumorados. El viajero de las estrellas concluye que lo que está en el centro de la disputa es el proyecto de sonrisa para los próximos seis años -o cinco, o cuatro, o siete, según el país- y que se encuentra ante un serio indicio del incremento de la felicidad en la especie humana, y parte hacia alguna ciudad remota en Tau de la Ballena. Allá, muchas orejas en forma de trompeta se alegrarán de escuchar la buena noticia de que todos los aspirantes presidenciales tienen, más o menos, el mismo número de dientes. Pequeña recordación de Lem: "Después de 495 años de ausencia, el comandante Ijon Tichy vuelve a la Gran Tenochtitlan, y lo que observa lo deja azorado: ha desaparecido todo vestigio del Tzompantli, el altar de calaveras, y en cambio proliferan por la urbe los árboles de dientes. Imágenes de bocas masculinas y femeninas, con bigote y sin él, abiertas a más no poder, colores diversos, cuelgan de árboles, postes y construcciones, dominan el panorama desde altísimos espectaculares, se asoman a las pantallas de televisión y muestran una variadísima colección de incisivos, caninos y hasta premolares. El viajero recuerda lo aprendido en la primaria muchos siglos atrás: las primeras de esas piezas dentales sirven para cortar los alimentos por medio de sus bordes afilados, las segundas auxilian a las primeras y permiten rasgar las fibras resistentes, en tanto que las terceras permiten triturar la ingesta. Cortar, rasgar y triturar: el astronauta se preguntó qué clase de guerra había estallado en el Ombligo de la Luna." Alguien pone al día al comandante Tichy y le explica que esto no es una guerra sino una civilizada sublimación de instintos carniceros que se llama democracia, en la cual, en teoría, basta con que uno de los ejércitos en pugna demuestre que cuenta con un mayor número potencial de efectivos que sus adversarios para declararse triunfante y ser aceptado como tal. Es una buena idea: mediante una simple operación aritmética se ahorra mucho dinero en armas y municiones, gastos funerales y hospitalarios, y además se evita que el territorio en disputa quede destruido por la confrontación. Tal es el principio en casi todo el mundo, pero en la práctica las cosas se vuelven mucho más complicadas, porque los líderes de las facciones rivales se ven obligados a convencer a todas las personas de que participen en el recuento y para ello deben echar mano de ideas, palabras, reuniones, impresos y emisiones radiales y televisivas que son captadas por lejanas civilizaciones extragalácticas que descubren, por esa vía, la elevada inteligencia de la especie humana. Los caudillos de los bandos en pugna deben también embellecerse para tomar parte en esa suerte de combate singular: además de mercadólogos políticos, unos comicios modernos demandan ejércitos de sastres, manicuristas, educadores de la voz, cirujanos maxilofaciales, dermatólogos, iluminadores, dentistas avezados en la limpieza profunda y la ortodoncia, peluqueros, maquillistas, zapateros y maestros de artes escénicas. El trabajo de todos estos especialistas no suele ser suficiente para cubrir las abolladuras de un organismo presidenciable y es entonces que entran en escena los operadores del photoshop: un mouse manejado con destreza puede hacer milagros para ocultar el olvido circunstancial del cepillo de dientes antes de la sesión de fotos o del mitin, y hasta suprimir unas arrugas en la cara que, a su vez, podrían costar un par de puntos decisivos en las intenciones de voto. Krauze y su mesías El ensayo de Enrique Krauze sobre AMLO (Letras Libres, junio de 2006) me recordó el verso de sor Juana: "Primero inventan el coco y luego le tienen miedo". Krauze cae en el surrealismo político en una vertiente tropical. A pesar de aseveraciones penetrantes, su trabajo es un catálogo de falsedades, debido a una pésima investigación. Ejemplos: 1) Krauze desconoce la estructura y forma en que operó el gobierno de AMLO. No estudió cómo funcionan los 15 programas sociales; no se percató que eliminan la burocracia que recomiendan los analistas liberales. Desconoce el programa de obra pública. No sabe cómo se financió el segundo piso y supone que se sacrificaron programas sociales: no investigó que se redujeron en 40 por ciento los delitos mayores, ni el avance en la red de agua y drenaje. No aporta estadísticas. 2) No ha leído ni oído un solo discurso de Andrés Manuel. Por eso inventa su odio hacia ricos y empresarios. AMLO no tuvo conflictos con los empresarios. La obra pública y la aplicación de los programas sociales fue realizada totalmente por la iniciativa privada. 3) Desconoce la reorganización y austeridad del gobierno capitalino en los primeros seis meses. No menciona la reducción de estructura, sueldos, prestaciones y contratos ilícitos. Parece ignorar que el gasto corriente pasó de 82 a 65 por ciento, mientras en el gobierno federal creció a 90 por ciento. No sabe que gracias a estas medidas, auténticamente liberales, se ahorraron 11 mil millones de pesos, que se aplicaron a programas y obras. Ignora la reducción de endeudamiento y el punto más sólido del gobierno de AMLO: el saneamiento de las finanzas capitalinas. 4) Sus afirmaciones sobre la opacidad no tienen sustento; desconoce que la ley en la materia está vigente y que toda la información del gobierno es accesible al público. Krauze no estudió el fideicomiso para la construcción del segundo piso. No se tomó el trabajo de examinar el portal www.fidevic.df.gob.mx. 5) Afirma que es adversario del estado de derecho, pero no cita un solo caso de violación de las leyes por parte de AMLO. Todos los corruptos han sido cesados y enjuiciados. Ignora que AMLO se ha deslindado de ellos. No aborda la impunidad en los casos Fobaproa, Pemexgate y Amigos de Fox, entre otros. 6) No hizo investigación; actuó como inquisidor. Sus informantes son gente resentida o enemigos. Su teoría sobre el carácter mesiánico de AMLO está basada en textos literarios y en fantasías sicoanalíticas. Alejandra Lajous, que no tiene afinidad con AMLO, realizó una estupenda crónica que destaca los claroscuros del proyecto y aporta información que servirá para entender por qué AMLO se convirtió en la figura política más importante. "Su personalidad -afirma- nos atrae o nos aterra. Tenemos que ser capaces de saber por qué". PREMONISION SOCIAL MEXICANA DESDE EL AÑO 2009 Sociedad mexicana, “olla exprés” por Nydia Egremy Investigadores y especialistas en movimientos sociales perciben un creciente ruido social ante el endurecimiento del gobierno; al tiempo, advierten que se fortalece el fantasma del paramilitarismo en pleno proceso electoral para renovar la Cámara de Diputados, la credencial de elector mantiene su carácter principal de carné de identidad; los índices de pobreza y desigualdad son más altos que en los 30 países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), según su informe Crecimiento y desigualdad, y México ocupa el penúltimo lugar en ciencia y tecnología y el tercero en el cobro de altas tarifas telefónicas. A su vez, el Banco Mundial anticipa que las familias pobres de México sufrirán más el efecto de las crisis financiera y económica mundiales; por añadidura, la represión a los movimientos sociales es resultado de compromisos en seguridad –militares y policiacos– que asumió el gobierno con el exterior. Todo ello “produce una situación de olla exprés”, advierte Ana Esther Ceceña, investigadora de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Detrás de ese complejo escenario está el colapso de los cuatro pilares fundamentales del Estado mexicano y sus funciones: la seguridad, el gobierno, la justicia y la hacienda pública, explica a su vez el general brigadier en retiro Francisco Gallardo, quien observa focos rojos que darían cauce a movimientos sociales y que eventualmente tendrían el apoyo de grupos armados. Cita, a manera de ejemplo, que el Observatorio Latinoamericano de Grupos Armados registra la existencia de 46 de estas organizaciones activas en el país, que ofrecen una “estructura de poder en crisis” frente al colapso de los pilares del Estado y de los partidos políticos. El también doctor en administración pública asegura que, aunque Vicente Fox puso en marcha la Alianza para la Seguridad y Prosperidad de América del Norte y desde que Felipe Calderón abrazó el Plan Mérida, no existe un sistema de seguridad ni de defensa nacional, pues esas dos estrategias sólo “han permitido que la fuerza armada mexicana se subordine a los altos mandos del Pentágono”. El Ejército ya no es una institución de defensa nacional y del territorio, sino que asumió una política de seguridad lejana al interés mexicano, como el combate al terrorismo y el narcotráfico. “En este país lo que hay es una corrupción de las instituciones de seguridad”. La actuación de la policía y de los militares no es apropiada, sentencia el que fuera el general brigadier más joven de su generación. Por esa razón no funciona la acción punitiva de la guerra contra las drogas, cuyo fracaso es notorio. Explica que esto se constató en marzo, cuando Thomas Shannon, subsecretario de Estado para asuntos hemisféricos de Estados Unidos, exhortó al Congreso de su país a renovar el apoyo financiero a México contra el narcotráfico. La doctora Ceceña coincide al estimar que quienes definen el rumbo del país y las políticas son las agencias estadunidenses. Pregunta: “¿Quién está definiendo el modo del combate al narcotráfico aquí?” Y a modo de respuesta manifiesta que la manera de capacitar o de reordenar el funcionamiento de las policías y el uso del Ejército en la seguridad interna “es algo que está dispuesto fuera del país y que aquí simplemente se acata”. Precisa que “tenemos un presidente, o un equipo gubernamental, que simplemente obedece las líneas que se le marcan”. Sostiene que la caracterización de que éste es un país de narcotraficantes también obedece a decisiones que se toman en Estados Unidos frente a esta situación. La investigadora advierte que se está llevando a la sociedad a un punto “de potencial estallamiento”. Desde una visión humanista, la creciente militarización del país, la pobreza, la explotación, las desapariciones forzadas, la tortura sistemática en centros de detención clandestinos y prisiones mexicanas, así como la falta de seguridad social y laboral que se suman a la explotación de mujeres y niños son los eslabones que construyen las condiciones materiales para una rebelión popular, refiere Hassan Dalband, profesor del Centro de Derechos Humanos de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México. Señala que, conforme a datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía, “en este país hay 3 millones 300 mil niños que trabajan; eso no es compatible con la democracia, como tampoco lo es la pobreza”. Para Dalband, mientras persisten la pobreza, el analfabetismo y el subdesarrollo en México, se realizan elecciones sustentadas en concesiones económicas y en las que la clase dominante decide el resultado, de ahí que, si esto persiste, sí sería un factor determinante para detonar una crisis social. Ruido social y endurecimiento Una especie de efervescencia espontánea ante el desencanto, ruido social e incluso irascibilidad, advierte en el clima político mexicano el maestro en ciencia política Pedro Isnardo de la Cruz. Estima que ése es el entorno que propiciaron los dos sexenios pasados y considera que ese sentir es el que buscó expresarse con los votos en blanco y anulado, así como con el abstencionismo en los comicios del 5 de julio. Una vez rebasado el proceso electoral, el científico social vaticina un mayor endurecimiento en las políticas federales, en particular contra los jóvenes, aunque se extenderá contra todo ciudadano e incluso alcanzará a gobernantes como respuesta a lo que anticipa como la pérdida de la mayoría en el Congreso del Partido de Acción Nacional. A corto plazo, el panorama que describe este especialista en seguridad pública y sistema político crece en complejidad: al no conseguir la llamada cláusula de gobernabilidad –que supone la obtención del 42 por ciento de los votos–, se refrendará la imposibilidad del Ejecutivo para tener el control de la mayoría legislativa. Esto significa que vendrá un acentuado descrédito del sector público, que se combinará con más desempleo y la masiva incapacidad de atraer capitales de inversión en áreas neurálgicas de la economía, por lo que sobrevendrá una parálisis mayor por la ausencia de inversiones. En este sentido, Ana Esther Ceceña observa “una dinámica violenta en las calles y la desaparición del estado de derecho”, porque la sociedad no ve alternativas ni instancias a las cuales acudir para atender sus problemas y los tendrá que resolver “por su propia mano”, como en el caso de los linchamientos. Por esa razón, la democracia representativa en México es una utopía donde los partidos son aparatos por encima de la sociedad, pues no la representan, y en donde los funcionarios no rinden cuentas de sus ofrecimientos electorales, explica esta académica que se declara abstencionista. El “fregadazo” Al complicado contexto político y social se suman los efectos por la crisis económica. El doctor Arturo Bonilla, autor del libro El poder y la economía e investigador del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM, advierte que vivimos “de prestado”, de tal manera que lo único que se puede hacer es decirle a la gente: “tienen que aguantar el fregadazo”, que el problema no ha acabado y viene con un acentuamiento mayor. Frente al deterioro del nivel de vida, el académico señala que en un futuro se evitará la caída de los salarios. La crisis estadunidense también repercutirá en la baja de remesas con la que se sostiene la precaria economía popular, anticipa Ceceña, autora de las investigaciones Movimiento mundial de rebeldías y La guerra como razón del mundo que queremos transformar. El hartazgo “Somos un país de desempleados, de políticos ineptos, mezquinos y mediocres. En lo que a mí concierne, estoy en el sector que se cansó de esperar algo de los partidos; aunque existen brotes de eficiencia y compromiso, desafortunadamente son la excepción entre un despojo sistemático de nuestro derecho a creer que las cosas pueden cambiar y lo único que puede hacer uno es esperar hasta dónde aguantar; yo ya me cansé”, dice Sergio Aguayo Quezada. Este promotor del voto nulo considera que cuando las sociedades son sometidas a una “presión tan brutal”, es imposible pronosticar si se desinfla la indignación actual o no. Y llama a hacer un recuento de daños postelectoral para ver “quién quedó y cómo quedó para ver si se traga la indignación tras observar cómo el Partido Verde, con una campaña mentirosa, falaz y vergonzosa se alza con centenares de millones de pesos que van a dilapidar en parrandas o discos de Acapulco los niños verdes”. En su investigación sobre la transición, Aguayo documentó que los ciudadanos siempre han sido excluidos de la política en México: a las movilizaciones de los ferrocarrileros, de los médicos y de los estudiantes o indígenas en 1994, siguió una reforma electoral que fortaleció a los partidos políticos que se “sirvieron con la cuchara grande”, con enormes presupuestos y una fórmula para calcular las prerrogativas que ahora es motivo de oprobio. Para el expresidente de la Academia Mexicana de Derechos Humanos y exintegrante de la Coordinación Nacional de Alianza Cívica, la cantidad de dinero que se invierte en la defensa de los derechos ciudadanos es enorme y no se obtiene a cambio buenos resultados. Por esa razón, impulsará una reforma para lograr que la sociedad civil y sus organizaciones irrumpan y presionen a los partidos políticos y a los gobiernos “para que reconozcan que su primera función es servir a la sociedad y no hacer negocio”. También la sensación de hartazgo y agotamiento por lo que llama “la conculcación de la política” es la que, en opinión de Ana Esther Ceceña, propicia que la sociedad busque un modo de protestar, de establecer soluciones y de participar en la toma de decisiones. Advierte que en México hay preocupación, la gente se organiza; está empezando a pensar en otras cosas y por ello vemos el resurgimiento de grupos armados en muchas partes del país. Paramilitarismo Sergio Sarmiento Silva, especialista en movimientos sociales y pueblos indígenas de la UNAM, señala que en México se percibe una gran desesperanza ante el futuro; existe un clima de inseguridad que no sólo proviene del narcotráfico, sino también de instituciones como el Ejército, cuyos elementos han violado los derechos humanos de las personas en varios lugares. Si ese clima y situación no mejoran y las instituciones no responden, la crispación aumentará y favorecerá el paramilitarismo. Esta amenaza se concreta en Guerrero, donde se ataca a algunos activistas de derechos humanos. Ahí, las autoridades se han alejado de su compromiso con la sociedad e insisten en perseguir a esos defensores, criminalizando toda protesta social; “lo que es verdaderamente grave, pues se trata de poblaciones mayoritariamente indígenas”. Agrega que, mientras ocurre ese divorcio social, el Estado mexicano no atiende los asuntos de la guerrilla ni las expresiones violentas contra los civiles guerrerenses que provienen de grupos de narcotraficantes y de paramilitares. “No sólo es preocupante el asunto de los narcotraficantes en esa entidad, pues hay regiones en las que otros grupos actúan por su propia cuenta”, subraya Sarmiento. Agrega que ese poder creciente se fortalece con la fácil adquisición de armas para estas organizaciones en todo el país. Dice que los recursos para pertrecharse provienen de la actividad de la mafia y del narcotráfico que operan en la Sierra de Guerrero o en pueblos en los que la división es fuerte. “Hace falta que se investigue de dónde proceden las armas, cómo fluyen hasta esos lugares y quiénes las transportan” con total impunidad. Entretanto, el fantasma del paramilitarismo comienza a pavonearse por los poblados mexicanos, recorre las calles de las rancherías vacías de hombres que emigraron por falta de comida y también se monta en vehículos blindados con los que se transporta, impune, por todo el territorio nacional. Sin líderes Isnardo de la Cruz no descarta que existan movilizaciones de descontento que deriven en expresiones guerrilleras hacia finales de 2009, durante 2010 o 2011, pues ante la ausencia de un liderazgo que concite la confianza, otras expresiones de la izquierda se pueden unificar. “Es muy claro que, en esa medida, los focos rojos, los centros de vulnerabilidad del sistema institucional en el sistema político mexicano cada vez serán más críticos”. Por su parte, Francisco Gallardo no cree que actualmente exista un líder en el país con el valor de encabezar un movimiento de esta índole, “porque tienen una visión patrimonialista: cuánto vales, te llego al precio y ahí muere”. El hombre que propuso un ombudsman militar para México y por ello purgó cárcel lanza un reto: falta una visión de Estado para convocar a esa acción y nadie lo hace. “Calderón no puede. ¿Cómo lo convoca? El Congreso no puede ¿Cómo, si los partidos políticos están corrompidos y además en las encuestas los legisladores están por abajo de la policía?” Nydia Egremy Socios | 9 de julio de 2009 SALVESE QUIEN PUEDA DARSE CUENTA DEL ESTADO ACTUAL EN MEXICO DESDE TIEMPO ATRAS... ENCAUZADO ???? Régimen Militar (Chile) De Wikipedia, la enciclopedia libre Saltar a: navegación, búsqueda La Junta Militar de Gobierno. El general Augusto Pinochet, líder de la dictadura militar, durante un discurso.Régimen Militar es el nombre con el que se conoce al periodo de la historia de Chile comprendido entre el 11 de septiembre de 1973 y el 11 de marzo de 1990, durante el cual se desarrolló una dictadura militar encabezada por el general Augusto Pinochet. Este período se inició con el golpe de Estado que derrocó al gobierno del presidente Salvador Allende. Pinochet, como comandante en jefe del Ejército, asumió como presidente de la Junta Militar de Gobierno inicialmente conformada junto a José Toribio Merino, Gustavo Leigh, y César Mendoza en representación de la Armada, la Fuerza Aérea y Carabineros, respectivamente. Durante este período se cometieron sistemáticas violaciones de los derechos humanos,[1] [2] registrándose al menos 28 259 víctimas de prisión política y tortura,[3] [4] 2298 ejecutados y 1209 detenidos desaparecidos.[5] Durante este periodo, Chile experimentó una notoria transformación económica, política y social. A nivel político, el nuevo régimen se caracterizó por un modelo autoritario, establecido sobre principios emanados de la extrema derecha, tales como el anticomunismo, la prohibición legal de los partidos políticos, la limitación de la libertad de expresión, la disolución del Congreso Nacional y la carencia de democracia.[6] Aunque originalmente tuvo un neto carácter militar, con el paso de los años fueron incorporándose colaboradores civiles al gobierno. En lo estrictamente económico, significó un cambio radical de orientación del papel del Estado de un rol productor e interventor, a uno de tipo subsidiario, inspirado en las doctrinas económicas neoliberales. En lo social, significó el dominio sin contrapeso de los sectores empresariales, el aumento sostenido de la desigualdad de ingreso,[7] [8] junto con un incremento en la precariedad e inestabilidad laboral de los sectores asalariados. En lo cultural, dio lugar al denominado «apagón cultural», caracterizado por la represión y autorrepresión de ciertas manifestaciones culturales consideradas contrarias a la línea oficial.[9] En 1980, tras un irregular plebiscito,[10] [11] fue aprobada una nueva constitución en la que Pinochet reafirmaba su cargo como presidente mientras la junta de gobierno se limitaba al poder legislativo. El texto constitucional estableció también una serie de disposiciones que, eventualmente, permitirían el retorno a la democracia como consecuencia del resultado del plebiscito del 5 de octubre de 1988. En dicho referéndum, el pueblo chileno le denegó a Pinochet un nuevo mandato y, en consecuencia, se celebraron elecciones presidenciales democráticas al año siguiente. La dictadura militar acabó con la entrega de mando de Augusto Pinochet al nuevo presidente Patricio Aylwin, iniciándose así un nuevo período histórico conocido como Transición a la democracia